domingo, 2 de mayo de 2010

Elección de ruta en Gran Bretaña



Daniel Merchán M.

Gran Bretaña se encuentra a un paso de elegir una nueva ruta a tomar. Las elecciones británicas del 6 de mayo pueden no arrojar un claro ganador, con tres partidos en una estrecha pugna, según los sondeos. Unos comicios no concluyentes es algo poco habitual en Reino Unido y el peor escenario para los mercados financieros, que quieren un resultado claro y una acción firme para abordar el déficit presupuestario, situado en casi el 12% del PIB.

El candidato situado en cabeza, el conservador David Cameron, y el primer ministro Gordon Brown, del Partido Laborista, estaban bajo presión para dar una buena imagen que contrarrestara el desafío del menos conocido candidato liberal-demócrata, Nick Clegg, en la recta final a las elecciones. Conservadores y laboristas, que históricamente han vivido en un cómodo bipartidismo, parecen haber encontrado un enemigo común en un Clegg empeñado en hacer de los liberales demócratas la clave de la elección del 6 de mayo y de la formación de un nuevo Gobierno. Mientras Cameron y Brown se empecinaban en mantener el concepto histórico de que la elección es una batalla entre conservadores y laboristas.



El partido Laborista está en el Gobierno desde 1997 cuando Tony Blair había ganado las elecciones en dicho año. La campaña electoral se ha desarrollado esencialmente en torno a la economía, debido a que Inglaterra sale apenas de una recesión que podría ser comparable con el período que siguió a la segunda Guerra mundial. Gordon Brown anunció que se comprometía a luchar por las familias que trabajan duro, por la clase media y de ingresos modestos, y consideró que sólo los laboristas y no los conservadores los que mejor estaban para acompañar adecuadamente la frágil situación del país.



El conservador David Cameron es el líder del principal partido de la oposición desde 2005, después de haber ejercido como asesor político y haber formado parte del equipo directivo de un destacado grupo de comunicación británico. Ha significado la renovación del partido y la vuelta al primer plano de las quinielas electorales. Desde que los laboristas desbancaran a su partido hace 13 años, Cameron representa por primera vez una oportunidad real de devolver el poder a los conservadores con un mensaje que “invitación al pueblo para gobernar juntos”, como se titula su manifiesto de 2010.



El más joven de los contendientes en la carrera electoral, Nick Clegg (43 años), ha exorcizado al fantasma que durante casi un siglo dejó a su partido relegado en tercera posición en todas las encuestas. Una estrategia exitosa que, sumada a una amplia popularidad personal, ha colocado a Clegg en el primer plano y ha cambiado todas las reglas de juego en un país atado al bipartidismo durante décadas. Desde 2005, Clegg representa en la Cámara de los Comunes a Sheffield Hallam, un distrito en la desfavorecida región siderúrgica inglesa. La inesperada fortaleza de los liberales demócratas ha desatado las alarmas en los cuarteles de campaña de conservadores y laboristas, por mucho que digan públicamente que sigue siendo una carrera de “dos caballos”, en palabras del primer ministro, Gordon Brown.



El 6 de mayo, además de las elecciones generales en todo UK, van a haber varios distritos (incluyendo los 32 del Gran Londres), donde se elijan a concejales. En cada barrio se escogen a los 3 candidatos más votados individualmente, los mismos que no necesariamente corresponden al mismo partido, quienes se han de juntar en la asamblea de concejales para decidir quién ha de ser el líder del municipio que ha de gobernar éste, durante los 4 años del mandato y también el alcalde.

@Daniel_Merchan en Twitter

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