jueves, 11 de junio de 2009

Perú Estremecido en la Selva.



Abg. Daniel Merchán M.

La violencia desatada que se ha producido en Perú corresponde a un conflicto que comenzó hace dos meses, cuando las 65 etnias de los pueblos originarios reclamaron su derecho a ser consultados sobre una nueva legislación que autoriza la explotación de recursos energéticos en la región, conforme establece el convenio 167 de la Organización Internacional del Trabajo, de la que Perú es signatario, tales decretos fueron dictados en 2008 por el presidente, en uso de las facultades especiales que le otorgó el Congreso, en el marco del proceso de implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Perú y Estados Unidos. Por tal motivo se produjo un inminente choque de posiciones en la cual los lideres indígenas han considerado estas decisiones una usurpación a los derechos equitativos del hombre sobre la naturaleza y no la de ningún interés privado, en contraposición a la iniciativa del estado de otorgar reservas forestales incentivando la inversión privada bajo ciertas protecciones legales, lo cual ocasiono la radicalización de protestas y enfrentamientos generalizados en las zonas en cuestión.



Quizás desde los tiempos mas aguerridos durante el periodo de despunte de Sendero Luminoso, no se había visto un nivel de violencia y muerte tan alto, tan absurdo y tan innecesario como el vivido en Bagua, Utcubamba y Corral Quemado, ciudades de la selva peruana, en cifras que nos hablan de más de medio centenar de muertos entre indigenas nativos y fuerzas policiales que han caído en el fragor de una reyerta sin sentido. Mas allá de esto las negociaciones no parecen dar frutos, incluso uno de los principales líderes indigenas representante de la AIDESEP (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana) Alberto Pizango ya ha recibido el status de asilado político por parte de la Republica de Nicaragua. A esto se suma una arista agravante que se ha erigido en el roce diplomático existente entre el propio Perú y la Republica de Bolivia entre las que van y viene acusaciones constantes de intentos de desestabilización de estas naciones, por parte de ambos gobiernos, lo cierto es que la comunidad internacional ha captado el desarrollo de un trance hostil que pone en peligro la paz de la región.



Por otra parte el Estado alego a través de La embajadora de Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA), María Zavala, la defensa de las acciones llevadas a cabo por policías en la selva, donde se enfrentaron con indígenas, "En todo momento el gobierno peruano ha actuado en el marco de la ley", dijo Zavala a la prensa, tras presentar un informe ante la OEA, según el cual el gobierno intervino en la zona amazónica de Bagua el 5 de junio en cumplimiento de sus facultades constitucionales, a su vez la posición de AIDESEP sigue siendo la misma: el paro general continúa si los decretos del Tratado de Libre Comercio (TLC) que afectan a las comunidades indígenas peruanas no son derogadas. Razones por las cuales dentro la agenda global, en este caso en La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se condenó “enérgicamente los graves hechos de violencia” ocurridos el viernes pasado en la región peruana de la Amazonía, y se recordó al Estado su obligación de esclarecer judicialmente estos sucesos, La CIDH llamó a las partes en conflicto a promover un proceso de diálogo, y sugiere al Estado adoptar mecanismos para evitar el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes públicos en manifestaciones de protesta.

Lo que en definitiva debe imperar cuando surgen hechos como los sucedidos es la búsqueda perenne de la paz, el establecimiento de nuevos puentes de comunicación, la canalización de negociaciones consensuadas, que como resultado deriven en la solución más expedita hacia la armonía. Los muertos ya no volverán pero pueden ser honrados, los heridos deberán sanar, los refugiados en iglesias, hospitales y demás albergues deberán volver a sus casas, y la sociedad a su transcurrir normal diario. Precisamente un hombre de religión llamado Juan Pablo II solía decir, "Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios."

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