martes, 8 de septiembre de 2009

Entradas y Salidas de Afganistán.



Daniel Merchán M.

Afganistán representa uno de los países con mayores dificultades y pobreza en el mundo, se le presto quizás mayor interés en la opinión mundial a raíz de los sucesos del 11 de Septiembre ya que allí se inicio en su momento la llamada batalla contra el terrorismo, lo cual podría ser además una de las principales razones por las que se encuentra en el desarrollo de una cruenta batalla por la determinación del poder entre fuerzas insurgentes, el derrocado gobierno Talibán, la influencia e intervención militar de la OTAN y de los Estados Unidos en una especie de Anarquismo fuera de control que esta acabando con toda posibilidad de retornar a la Paz y a la intención de hacer prosperar a dicha Nación, en la que incluso ya se ha vislumbrado una contienda electoral que denota al presidente actual Hamid Karzai como principal candidato para ejercer la autoridad entre los afganos, más allá de los esclarecimientos que deban hacerse a una serie de acusaciones que desestiman la legitimidad de la elección. Y allí entrara en juego la responsabilidad de canalizar una situación que parece con cada día que transcurre, una intensificación del caos en todos los sentidos.



La muerte de civiles durante el conflicto en Afganistán registró un aumento del 24% en 2009, con relación con el año anterior. Según la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés), 1.013 civiles murieron en los primeros seis meses del año, comparado con 818 durante el mismo periodo del año anterior. En total 2.113 civiles perdieron la vida en 2008. Los insurgentes, incluyendo al Talibán, son responsables del 68% de estas víctimas, mientras que las fuerzas de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), Estados Unidos y del gobierno afgano causaron la muerte de alrededor del 20%, la UNAMA aseguró en julio que los ataques y atentados suicidas matan más civiles que cualquier otra acción militar. Millones de personas han abandonado sus hogares para huir de los conflictos en los últimos años. Cerca de cinco millones de afganos han regresado desde la caída del Talibán. Sin embargo, más de tres millones de personas viven refugiadas en el extranjero o se han tenido que desplazar internamente, de acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.



Por su parte en la cumbre de ministros de la UE que ha finalizado en Estocolmo se ha dejado un mensaje claro, Europa mantendrá su apoyo a Afganistán, pero exige al nuevo gobierno afgano que cambie de rumbo, eluda la corrupción y las irregularidades. En esa reunión también se ha hablado de un posible aumento de tropas, aunque la conclusión principal de la cumbre es que, si no se cambia de rumbo en Afganistán, el envío de más tropas no servirá de nada. Para ello, el gobierno futuro tiene que frenar las irregularidades, la corrupción y mejorar la cooperación internacional. Los ministros de Exteriores de la UE proponen supeditar la cooperación a un compromiso afgano. España no será el único país que aumentará las tropas, aunque las cifras exactas dependerán de un debate en la OTAN vinculado al informe para esa nueva estrategia militar que ha de presentar EEUU.



Sin embargo, a pesar de la apatía aparente de los americanos respecto de una guerra a la que nunca han prestado mucha atención, empiezan a emerger los primeros descontentos en la retaguardia, que con toda probabilidad irán creciendo en adelante. Según una encuesta publicada por The Economist la semana pasada, sólo el 18 por ciento de los americanos creen que la guerra se esté ganando, frente a un 42 por ciento que opinan lo contrario. Menos de una tercera parte es favorable al envío de más tropas y dos tercios de los consultados creen que Estados Unidos acabarán retirándose sin ganar la guerra, frente a un 35 por ciento que piensa que la victoria aún es posible.



El dictamen de la opinión pública coincide básicamente con una de las conclusiones del jefe de las tropas americanas sobre el terreno, el general Stanley McChrystal (que la guerra no se está ganando), pero difiere en el pronóstico. El general sí cree que en la victoria final a condición de que se cambie de estrategia y, aunque este extremo aún no se ha develado, se envíen más tropas. El memorándum del responsable de las tropas americanas en Afganistán coloca a su presidente ante un dilema endiablado: Estados Unidos no se puede retirar de Afganistán, al menos en unos cuantos años, pero, para vencer, necesita de un cambio de estrategia que exige más dinero y más hombres sobre el terreno. Y ello, cuando el Congreso está saturado de propuestas de gasto, el mundo se encuentra en medio de una crisis financiera y la opinión pública comienza a cansarse de los avatares de la guerra.

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