lunes, 9 de noviembre de 2009

Globalización a la Orden del Día.



Daniel Merchán M.

De una u otra manera el concepto de Globalización toca nuestras vidas día a día, sencillamente pensar que nos encontramos en un Mundo influenciado por el intercambio comunicacional, económico, social, político, religioso y pare de usted de contar, hace imposible mantener esa vieja ilusión de mantener cualquier territorio como un circuito cerrado, es decir solo al tocar cualquiera de nuestras calles que abarcan la geografía mundial se puede dar evidencia de ello. Autos de fabricación japonesa, Iraní, Alemana, etc reproduciendo música Norteamericana o Latina, rodando sobre cauchos de origen Coreano y así cuantas otras piezas más, ferias de comida de tendencia mexicana, china, italiana, etc. Música, películas, libros, electrodomésticos, telecomunicaciones, cosméticos, iglesias, Partidos, Ideologías, Guerras, Leyes, vestimentas, monedas, y así hasta lo infinito e inimaginable, nuestra sociedad se encuentra regida por el camino positivo o negativo de la Globalización.



Hace algún tiempo debatía sobre Soberanía y hasta que punto podía ser este precepto aplicado, y la verdad es que si hoy por hoy se es realmente soberano es solo en el margen en que la Globalización lo permite, con esto no quiero generar confusiones, simplemente establecer un principio, y es que esta claro que se puede ser autónomo, libre, independiente y como lo dice la palabra, Soberano, ese debe ser el eje fundamental de la esencia de las democracias actuales, sin embargo no se pueden hacer a un lado las realidades sociales que nos hacen cada día más dependientes y necesitados del intercambio e interacción cultural, política, económica y de tantos otros aspectos que ya habíamos mencionado. Y en realidad no es un aspecto negativo, al contrario es producto del mismo espíritu de la humanidad que requiere comunicarse, interactuar, compartir y desarrollar cada uno de los ámbitos que posee en su vida, esto es completamente natural y no se debe temer a este hecho, simplemente hay que encontrar los puntos de equilibrio que le den el beneficio justo a todos los miembros de las comunidades nacionales e internacionales.



El reto del siglo XXI es encontrar una nueva dimensión y balance para la globalización, que como dice Joseph Stiglitz quien fue premiado con el Nobel de Economía, la visión hacia lo adelante es de total reajuste entre un pasado de intereses preferenciales, para algunos estados, a un futuro lleno de oportunidades para la totalidad de la comunidad mundial. A pesar de que el término globalización se utiliza de maneras diversas, en él se cristaliza una idea fundamental, a saber, la de la integración progresiva de las economías y de las sociedades. Este proceso está impulsado por las nuevas tecnologías, las nuevas relaciones económicas y las políticas nacionales e internacionales de una amplia gama de actores, que va desde los gobiernos y las organizaciones internacionales hasta las empresas, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil.



La sociedad actual nos exige atacar los problemas haciendo énfasis en la globalización, cambiando los antiguos paradigmas que definían la individualidad y lo especifico como responsabilidades propias de cada pueblo o estado, y si bien la experiencia ha demostrado que ciertamente el interés supremo parte de las localidades, no es menos cierto que el reto asumido por los nuevas ideas hacen prevalecer que la respuesta mas efectiva a las diversas dinámicas, problemáticas y crisis acontecidas en el entorno mundial, se hallan en la voluntad global, fortaleciendo la posición de la unificación de fuerzas y criterios para cumplir con las necesidades: sanitarias, educativas, comerciales, integracionistas, laborales, innovadoras, etc. que se hacen tan indispensables para la evolución y crecimiento del mundo en su conjunto y que son muestra de nuestro avance continuo y constante, incluso muy por encima de las barreras que produce el pensamiento.

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