viernes, 19 de febrero de 2010

Cosa de Niños que Vienen y Van.



Daniel Merchán M.

El nombre de fenómeno del Niño tiene que ver con el Niño Jesús, pues los pescadores del Perú le dieron ese nombre al calentamiento del mar que observaban cada tantos años cerca de la Navidad. En efecto es un fenómeno meteorológico que altera la temperatura normal de las aguas del Océano Pacífico, en la zona que va desde las costas de Australia y Nueva Zelanda hasta las de Colombia, Ecuador y Perú, principalmente. El calentamiento de las aguas altera la evaporación y las corrientes de aire, produciendo un incremento de las precipitaciones en unas zonas y produciendo sequía en otras, es decir en unas partes se pueden presentar inundaciones y en otras disminuyen las aguas de los ríos, las lagunas y las represas.



La presencia de “El Niño” implica que muchas regiones normalmente húmedas, llegan a ser secas y otras que se han caracterizado por su sequía continuada, se vuelven húmedas. Los fenómenos meteorológicos del Niño, en especial los de mayor perturbación meteorológica, han sido vinculados con efectos en casi todos los aspectos de la vida humana: brotes de enfermedades, rendimientos agrícolas más bajos y más altos, inundaciones y sequías, cambios en la demanda energética, interrupción de la generación de energía hidráulica, fluctuaciones en la pesca, desplazamiento de animales, incendios forestales y bienestar económico de países vulnerables. El impacto más grande de El Niño se presenta en los trópicos, donde el fenómeno climático tiene su origen. Esa zona incluye a la mayor parte de África, el sur de la India, el sur de Asia, Indonesia, Nueva Guinea, el norte de Australia, el sur de México, América Central y la zona norte de América del Sur. Según algunos estudios, El Niño se prolongará hasta el invierno 2009-2010, con un fortalecimiento de débil a moderado hasta otoño, pero más intenso a partir de entonces.



El Niño se lleva produciendo con una periodicidad de entre dos y siete años durante los últimos siglos, quizá milenios. Algunos estudios sugieren que El Niño pudo provocar la caída de algunas civilizaciones precolombinas, e incluso un trabajo publicado en Nature se atrevió a proponer que las pobres cosechas europeas que estimularon la Revolución Francesa en 1789 fueron efecto de este fenómeno. Se estima que cada 500 o 1.000 años se produce una gran catástrofe, conocida como Mega Niño, capaz de producir graves daños en las zonas afectadas. En este sentido, se cree que fenómenos de dichas características podrían haber provocado la desaparición de varias civilizaciones en el pasado. Por su parte, 'Niños Muy Fuertes' como los de 1925, 1983 ó 1997 ocurren cada 50 años aproximadamente, mientras que 'Niños Normales' se producen cada 3 ó 4 años, a menudo con efectos beneficiosos para el entorno como la generación de recursos en agua, aunque también daños apreciables. Muchos científicos advierten de que El Niño está viéndose también afectado por el cambio climático provocado por el ser humano, con lo que se corre el riesgo de que los 'Niños Muy Fuertes' se den con mayor frecuencia.



Más recientemente, se ha detectado otro fenómeno, denominado “La Niña”, que se caracteriza por otras condiciones anómalas, esencialmente opuestas a las de los episodios de “El Niño”. En este caso, la temperatura superficial del mar disminuye por debajo del valor medio climatológico. La presencia de aguas relativamente más frías en este sector constituye la evidencia más directa de la presencia del fenómeno “La Niña”. En general las máximas anomalías térmicas negativas son de una magnitud inferior a las que se registran durante los episodios de El Niño. De cualquier forma, en el futuro cercano, habrá que tomar mayores precauciones ante el paso de estos singulares Niños que vienen y van.

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