miércoles, 6 de abril de 2011

Costa de Marfil en Crisis




Daniel Merchán M

Brevemente, habría que señalar que Costa de Marfil tiene una población estimada en 20 millones de habitantes y un área de 322.462 km², estando ubicado en la zona occidental de África.

Desde que Costa de Marfil se ha establecido como uno de los países más prósperos de África occidental, alrededor del 20% de la población está compuesta de trabajadores de los vecinos Liberia, Burkina Faso y Guinea. Ello ha provocado una tensión creciente en los últimos años, ya que la mayoría de estos trabajadores profesa la religión musulmana, mientras la población de origen nativo es en gran parte cristiana (principalmente católicos) y animista.

No obstante, en años recientes Costa de Marfil se ha visto sujeta a más competencia, y al descenso en el mercado global de los precios de sus cultivos principales: café y cacao. Esto, junto con la alta corrupción interna, le hace la vida difícil a los cultivadores y en general a quienes exportan mercancías.




El panorama en Costa de Marfil ha reproducido últimamente épocas de pasadas guerras, un espacio de enfrentamientos y en disputa por parte de quienes han aspirado a eternizarse en el poder, en una serie de dimes y diretes que envolvieron al proceso electoral, declarando victorias en paralelo tanto para el partido gobernante, el Frente Popular Marfileño y su presidente Laurent Gbagbo, como para su más férreo opositor, Alassane Ouattara y su partido Alianza de los Republicanos. Ello ha desembocado en una crisis institucional desde las elecciones de noviembre de 2010, por lo que se ha producido una situación de tensión similar a la del año 2002.

Los duros combates entre las fuerzas de Ouattara y Gbabgo, quien se negaba a abandonar el poder a pesar de haber perdido las elecciones el pasado noviembre, son la causa principal de la grave crisis humanitaria que sufren los civiles en Costa de Marfil.




Precisamente, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres, afirmó recientemente que la crisis política y de violencia en Costa de Marfil ha causado en torno a un millón de desplazados y refugiados, y corre el peligro de degenerar en una lucha interétnica, pues se dice que los marfileños de la etnia yakuba se identifican sobre todo con el presidente electo, Alassane Ouattara, mientras que la etnia guere es partidaria del mandatario saliente, Laurent Gbagbo, lo cual exacerba las tensiones. Problema aunado a los constantes enfrentamientos armados que se dan en Abiyán, la ciudad más importante del país, entre partidarios de ambos líderes, y muy especialmente a la intervención de fuerzas militares extranjeras, tropas militares francesas y componentes de los cascos azules de la ONU, que incluso han llegado hasta el recinto presidencial.




La Unión Africana suspendió a Costa de Marfil “hasta que el presidente democráticamente electo asuma el poder”. El Banco Mundial dejó de entregar préstamos y fondos y cerró su oficina en el país. Sin duda, el paisaje pinta un tanto sombrío para esta nación africana, mientras la comunidad internacional permanece a la expectativa.



Una solución definitiva debe estar por llegar, tras el agravamiento de la situación. La balanza pareciera inclinarse hacia una negociación rápida bajo el establecimiento de condiciones, pero que en definitiva haga respetar los principios democráticos y de respeto a los derechos humanos que no parecen ser tomados en cuenta por sectores del gobierno ajenos al mandato popular, que tarde o temprano logrará imponerse. Sólo resta saber qué camino será el elegido por los actores en discordia.

Twitter@Daniel_Merchan

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