viernes, 29 de abril de 2011

De Karol al Beato Juan Pablo II



Daniel Merchán M

El primero de Mayo de por si una fecha emblemática, pasara esta vez a la historia como el momento edificante de la vida de un gran hombre nacido en Polonia, y que con gran devoción y fe convirtió su servicio a la Iglesia y por tanto a la Sociedad en una de las labores más recordadas por el mundo entero, debido a su acercamiento a la diversidad de Naciones, su llamado a la juventud, su mensaje reconciliador entre religiones, al convertirse en icono y figura bajo el nombre de Juan Pablo II.

Karol Wojtyla (1920-2005) será elevado a la gloria de los altares después de que su sucesor en el Trono de Pedro, el papa Benedicto XVI, promulgara el decreto por el que se reconoce un milagro por su intercesión. Se trata de la curación inexplicable para la ciencia de la monja francesa Marie Simon Pierre, que padecía desde 2001 Parkinson, la misma enfermedad que tuvo el primer papa polaco de la historia de la Iglesia. Varios meses después de la muerte de Juan Pablo II, la monja, que rezaba continuamente al Pontífice, curó de la enfermedad. Aunque existían catalogados 251 supuestos milagros por intercesión de Wojtyla, el postulador de la causa, el sacerdote polaco Slawomir Oder, eligió la curación de la monja francesa. El proceso se abrió el 28 de junio de 2005 y comenzó en Roma, ciudad en la que murió y de la que fue obispo durante 26 años y medio. La causa se abrió por deseo de Benedicto XVI, sin esperar a que transcurrieran cinco años de su muerte, como establece el Código de Derecho Canónico y como ocurrió con la Madre Teresa de Calcuta. El anuncio fue acogido con gran alegría en el mundo católico, donde aún sigue vivo el grito “santo súbito” (santo ya) que decenas de miles de personas corearon aquel día de abril de 2005.




A Juan Pablo II le gustaba definirse como un “testigo de la esperanza”. No es descabellado pensar que Benedicto XVI ha decidido beatificarlo este año precisamente para dar una fuerte inyección de esperanza a la Iglesia y a través de ella al mundo. Muchas personas han coronado la santidad, pero sólo a unas cuantas se les ha reconocido públicamente por la notoriedad de su vida y el ejemplo que han dejado. Estas personas, consideradas por sus coetáneos como santas han debido superar un proceso que certifique la creencia común. Originalmente no existía tal proceso, era la vox populi la que daba origen a la veneración, frecuentemente sobre la base de un martirio cierto (así fue durante los primeros siglos del cristianismo). En el caso de Juan Pablo II, el Papa dispensó del tiempo requerido para poder iniciar el proceso, ante el coro unánime de la Iglesia que proclamaba santo a su pastor.



El fundamento de la beatificación descansa en la fama de santidad que tiene una persona entre los fieles junto con los milagros que se obran por su intercesión. El proceso va ordenado a certificar esa fama: la rectitud de vida y de doctrina con base en el estudio de sus escritos y la interrogación de los testigos; también a constatar la realidad de los milagros, es decir, la ausencia de una explicación humana-científica para determinados sucesos, generalmente de tipo médico, que han acaecido después de acudir a la persona que se considera santa. La declaración de la santidad reclama por tanto la voz del pueblo, que aclama a una persona como santa; la voz de la jerarquía, que realiza la investigación competente e implora el auxilio divino para certificar la santidad; la voz de Dios, que se concreta en el milagro.



La beatificación constituye un acto libre del Papa. El proceso es sólo un modo del que el Pontífice se sirve para formarse un juicio, de tener certeza moral, pero además debe discernir la “voluntad de Dios” al respecto, lo que constituye un acto de otro orden, no es simple resultado de un estudio humano, sino que incluye el discernimiento de una específica voluntad divina. En el caso presente no podría ser más oportuna la beatificación.



Con la finalidad de difundir la beatificación de Juan Pablo II, o el Papa viajero, el portal YouTube y la red social Facebook están promoviendo el esperado homenaje por sus milagros. Se supo, además, que los cibernautas podrán consultar unos 3 o 4 videos al día (www.youtube.com/giovanipaoloii) sobre la vida y obra del fallecido Papa, Asimismo, la red social Facebook se sumó a los actos de beatificación al crearse un grupo exclusivo al homenaje que se le brindará este domingo 1 de mayo. (www.facebook.com/vatican.johnpaul2). Citando un reciente artículo de las agencias españolas de comunicación: Pontífice significa constructor de puentes. Y eso es lo que, esencialmente, hizo Juan Pablo II, construir un gran viaducto entre las corrientes de la tradición y el caudal de la modernidad.

Twitter: @Daniel_Merchan

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