jueves, 30 de julio de 2009
Recuerdos de Libertad.
Daniel Merchán M.
Con el transcurrir de los días del mes de Julio nos hemos dado cuenta de la diversidad de fechas que evocan movimientos o eventos independentistas, que de alguna manera terminaron con la consolidación de múltiples gestas apremiantes de libertad, solo por mencionar algunos de estos momentos históricos, nos encontraremos navegando en diferentes años: 1 de Julio Independencia de Ruanda, el 3 de julio la independencia de Bielorrusia, el 4 de Julio para los Estados Unidos, 5 de Julio en Argelia, Cabo Verde y Venezuela, el 9 de Julio es el caso de la Argentina, el 14 de Julio marca el inicio de la Revolución Francesa, un 20 para Colombia, el 21 Bélgica, un 28 para el Perú, y muchas otras jornadas más que sin duda alguna plantean la meta de lo resaltante del ideal libertario en cada una de las Naciones.
Los hombres solemos definir la palabra libertad de distintas maneras, y para cada quien tiene un significado diferente, la real academia española la interpreta de la siguiente forma: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.” Y si bien podría describirse de ese modo, para algunos la capacidad de obrar esta dentro de una cantidad de limites, líneas que el hombre no debe cruzar para incluso no irrespetar la libertad de sus semejantes, como decía Sartre: “Mi Libertad se termina donde empieza la de los demás”. Es allí cuando obrar o no obrar se vuelve parte de la voluntad de cada persona en el manejo de sus libertades, y adquiere un sentido amplio de la responsabilidad que tiene frente a si mismo y frente al resto de la sociedad, ese sentimiento es el que canalizo la gran mayoría de estas causas independentistas, que no se trataban simplemente de obtener el poder por el poder, es decir, por el solo hecho de tenerlo, sino que respondían al derecho y al deber de darle a sus pueblos la facultad de decidir sus destinos sin estar sujetos a la dependencia y opresión de otro.
La libertad es un concepto tan amplio que abarca casi todas las acciones humanas y es rememorada por múltiples monumentos y obras, en el caso de los derechos humanos, se ha vuelto desde el surgimiento de la declaración universal un sin fin de acepciones, que pasan por ser libre: en el pensamiento, en la expresión, en lo religioso, en la empresa, en las reuniones, en lo intelectual, en la prensa, para circular, en el consumo, asociación, enseñanza, etc. y así despertar una gran cantidad de valores primordiales, que en algún periodo del tiempo parecían dormidos, pero que volvemos a percibir como nuestros una vez que los sentimos perdidos. A lo largo de la geografía mundial existen múltiples monumentos que simbolizan esta tan anhelada palabra, la famosa Columna de Julio y en su tope el Genio de la libertad radicados en Paris es quizás una de las más conocidas, en conmemoración a quienes dieron sus vidas en defensa de las libertades en el pais galo, La inconfundible estatua de la libertad situada en New York es otra de ellas, por cierto un regalo de Francia, y así en cada una de la obras que representan y se levantan en los distintos países, en virtud de alguna lucha que rindió el más grande fruto de toda población, el derecho a ser libre.
Sin duda alguna la libertad se ha convertido en el gran objetivo de la humanidad y de todos sus pueblos, en cualquiera de sus presentaciones, y mantenerla en el caso de aquellos que aun la poseen, es el deber máximo de toda nación, ya que con el pasar del tiempo recordamos grandes luchas, vidas entregadas, poblaciones destruidas, recursos devastados, sangre, sudor y lagrimas, sacrificados en el firme deseo de lograr alcanzarla, y una vez conseguida, diríamos como afirmaba Maquiavelo: “Ninguna fuerza doma, ningún tiempo consume, ningún mérito iguala, el nombre de la libertad.”
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